A medida que avanza el embarazo, van creciendo la inquietud y las ganas de
los padres para empezar a percibir los primeros movimientos del bebé. Además de
ser uno de los momentos más bonitos y especiales, tiende a ser el nacimiento de
la vinculación afectiva con nuestro pequeño. Un momento idílico, para que
compartas con tu pareja y empecéis juntos a gestar el amor con el que educareis
y cuidareis a vuestro pequeño.
Esta situación tan mágica, tiende a suceder entre las semanas 15-21, aunque
el tiempo es distinto en cada mujer y cada embarazo es un mundo. El proceso tiende
a darse de movimientos puntuales y poco marcados, hacia movimientos más
potentes y dados con más asiduidad hasta las semanas 36-37 del embarazo. Es
este periodo en el que a todos nos vienen frases estereotipadas relacionadas
con nuestro bebé y las habilidades que poco a poco le vamos a ir atribuyendo;
con total seguridad están deseando salir, incluso antes de formarse,
irónicamente hablando; y también sabemos ya la profesión a la que se van a
dedicar según la intensidad de estos movimientos.
Sí, puede que estés gestando un futuro jugador de élite o una mundialmente
conocida bailarina, aún así no te preocupes si a partir del último trimestre,
disminuye la frecuencia de sus “golpes”. En este tiempo se sucede una
disminución gradual de los movimientos fetales hasta el momento de gestación, debido
a la disminución de la cantidad del líquido amniótico que limitará su capacidad
de movimientos.
Si has estado embarazada anteriormente es posible que percibas estos
movimientos algo antes debido al hecho que tus paredes uterinas son más laxas.
En cambio, si eres madre primeriza, lo percibirás con más tardanza. Los
primeros síntomas los puedes llegar a confundir con hambre, gases y otros
estados fisiológicos a los que sí estás acostumbrada.
Nos gustaría remarcar que estas sensaciones maravillosas son un claro
indicador del bienestar del feto. En el vientre materno, tu bebé se está
estirando y flexiona los brazos y piernas, succiona, deglute y voltea su dorso,
dejándose notar para que empieces a
percibir su presencia y bienestar.
Hay muchos factores que inciden en el desarrollo de dichos movimientos: el
peso de la madre (es mucho más rápido en las madres más estilizadas), las
características propias de cada bebé, la cantidad reducida de líquido
amniótico…. Como curiosidad, cabe destacar que los bebés reaccionan al dulce,
al calor y a los movimientos. Por lo que quizás con una chocolatina, lo tienes
saltando de alegría, o simplemente con poner la palma de tu mano de forma
prolongada en tu tripa, podrás notar como tu bebé responde.
En caso de embarazos múltiples, los movimientos fetales se suceden de una
forma más marcada e incluso permiten percibir a la madre cuál de los bebés se
mueve y cuál está quieto.
La mejor manera de notar el bebé e incluso “contar sus patadas”, se sucede
cuando te encuentres en un estado relajado, por ejemplo cuando estás en la
cama, sentada o recostada. Actualmente, hay alguna aplicación móvil que te
puede ayudar contar los movimientos del bebé, como por ejemplo, Pregnancy Kick Counter
(Iphone) o Fetal Kick Count (Android).
Debes ser consciente que el bebé es una esponja que no solo alimentamos a
través de la placenta, también le transmitimos las emociones que sentimos en
cada momento. Desde Ohma Barcelona, te invitamos a que disfrutes del embarazo
sin estrés ni agobios, para que tu interacción con el bebé sea mágica desde el
primer instante.













